Sensorial: 5 segundos de ti

Corría el 20 de septiembre de 1989, una época diferente donde ya había aprendido a vivir sin tu compañía. El tiempo volvía a enseñarme que debía seguir el camino sin pensar en lo que un día pudimos llegar a ser.

Siento que, en el momento preciso, en esos 5 segundos de ti, no logré decirte todo lo que en verdad sentía, pero nuestras miradas englobaron todo lo que ambos queríamos. Quizá nos faltó aventuras para darle vida a esa llama que estaba muy viva, pero por cuestiones ajenas no debía seguir creciendo. Eso siempre me lo decías.

Ambos supimos desde el primer instante que nuestras miradas debían ser nuestro momento. Que los gritos de amor debían de ser en silencio y las copas de vino un tórrido encuentro.

Un viernes, 19 de diciembre de 1987, tocaste la puerta de casa, sentí felicidad de verte, pero al mismo tiempo había algo en ti que causó temblor en cada parte de mi cuerpo. Ambos nos miramos fijamente, intentaste esconder la mirada y decirme lo que en verdad sentías y querías. No fui muy rápido de pensamiento, también quedé clavado en ese momento.

Pocos minutos después, ambos cedimos al instinto natural de la vida; del sentimiento, la emoción y la pasión. Un mágico abrazo de dos imposibles pero dignos amantes del amor. Fueron 5 segundos de ti junto a mí, tan cerca, pero al mismo tiempo tan lejos de lo que en verdad ambos lo hubiéramos querido.

Nuestro puerto será siempre el lugar donde el vino, la música y tu compañía dieron magia a mi tan ansiada soledad.