Cuestión de fe

Los niños hablan de hambre, los niños aman sin desgaste y siempre que exista un alguien los niños querrán el desarme. Es probable que los hombres vestidos de «frac» interioricen y mimeticen los secretos acerca de los niños, de sus muertes y oculten sus derechos, sus expectativas e incluso a sus familias.

No importa de donde vengan  ni el color que tengan,  la señal que vaga por un mundo tan singular e irregular podría terminar con la inocencia tierna de los que apenas inician su vida. Por ello, los cobardes hablan y cazan en lo alto.

Los tres puntos siguientes son como las tres balas que terminan en el cuerpo y asesinan sus recuerdos, es la lucha por la utopía en vida como quería el amigo T. Moro.

Los tres puntos:
1) Los niños y las mujeres derraman lágrimas a coste cero; es la primera gran noticia para aquellos que dicen defender los derechos desde el color político que definieron sus repugnantes vidas como supuestos defensores de la justicia.
2) Los pronósticos del tiempo fallan tanto o igual a los datos estadísticos de la pobreza; es tan extraño que a pesar de tener satélites en el cielo y radares en la tierra no sabemos dónde dar esa voz de alarma que mejore y termine con las ya inhumanas situaciones. Al respecto un señor de cuello blanco que vendía el Corán en las Vegas dijo: Es cuestión de fe y unos cuantos verdes de sentimiento.
3) Sencillamente lo justo tiene un precio muy alto  y los pobres no pueden pagarlo; ellos ya tienen la vida hipotecada, los sueños de alquiler y las ilusiones financiadas.

El hombre que usa la justicia me dice que hay leyes, pero me advierte que las convierte…sucio y criminal quién las defiende. Es la realidad y un poquito de fe.

Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan.

José Martí

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