Los años no pasan en vano, las experiencias quedan grabadas en la cabeza -dicho literalmente- las emociones son vividas y recordadas dependiendo en el ambiente en las que se generaron. Nuestra memoria es casi perfecta, ya que solo guarda aquello que realmente será importante en la evolución del pensamiento.
El amor, esa palabra que devastó ciudades, aniquiló sociedades y conquistó corazones sedientos del líquido mágico, es más que un cuento o que una leyenda, es una palabra gravitante en el ser humano. En ella duerme el secreto de la felicidad; ese estado transitorio que muchos queremos conquistar. Pero, ¿qué hacemos para conquistar? Ahí radica la problemática de nuestros sentimientos.
Muchos y muchas, viven pensando en el rumor u opinión del vecino, la aprobación del «pueblo soberano» es trascendental para la toma de sus decisiones, y es ahí donde muchas veces el amor perdió la batalla, es más, ni tan siquiera fue a la batalla, quedó dormida en la esquina de la calle, Duda y Lamento. Peculiar manera de ser feliz.
Pero amar sin arte, es como beber una copa de vino sin oler su aroma. Es impensable pero realizable.
En la actualidad, el amor no solo es de uno, es el complemento de dos sentimientos, dos mundos diversos que llegan a converger en planteamientos de vida. Antiguamente, era el sexo masculino quién debía conquistar al sexo opuesto. Era el mundo del hombre fuerte y bárbaro, cazador de mujeres, amante de la bebida y la abundante comida. De ese mundo, emergieron los románticos pensadores. Hombres dispuestos a conquistar a la encarcela mujer con palabras dulces, gestos sutiles y miradas apasionadas. Gran diferencia en la conquista. Lastimosamente, unos cientos de ellos perdieron la cabeza en el intento, pero aquellos que lograron robar a la mujer del castillo nos dejaron grandes obras literarias para aprender a conquistar con arte. Y en su lecho de muerte, firmaron un inicio colosal de grandes leyendas del amor.
Es el colofón de las historias que marcan la diferencia y quedan en la memoria de los fieles amantes del arte, sujetos con emoción y grandeza. Y si los años pasan, no pasan en vano, pasarán con bellas experiencias.
(Soy perfectamente inexperto, pero te amo).