Es sensible abordar el tema de los grandes líderes, aquellos que leímos en Universidades, Centros Educativos Medios y Superiores y otras instituciones comprometidas con la enseñanza. Ahora bien, el disgusto de la sociedad es real, las personas no estamos identificados con un duopolio político en pleno siglo XXI. Las Ciencias Políticas perdieron su nobleza y su jerarquía a causa de estos sujetos o individuos que intentan hacer política, una política desgraciada y mediocre, y nuestros jóvenes encontraron argumentos legítimos para desvirtuar, criticar y denunciar la política como ciencia. Abandonando el conocimiento como herramienta fundamental de la evolución social.
El liderazgo, tiene como base fundamental, el ejemplo. ¿Pero cuántos «políticos» podrían hablar alto y claro acerca de la ética moral de actuar con ejemplo! Quizá los dedos de la mano sean más que suficientes para saberlo. Es sumamente preocupante la realidad de nuestro futuro en manos de «líderes ausentes».
Existen nuevos retos que debemos afrontar, nuevas instituciones que deben surgir para adaptarse a un nuevo enfoque de crecimiento y desarrollo. Por lo cual, necesitamos recobrar la figura del líder político, aquel que nos hable de Jean-Paul Sartre, que nos emocione con mensajes de aquellos Sofistas o la escuela Aristotélica, que nos enseñe a recobrar la memoria de lo que un día fueron las grandes bases de nuestra civilización política.
La desigualdad es la más juzgada en los tribunales de la calle, las paredes contagian su esplendor con frases que invitan a la reconstrucción de los hechos, a volver a nacer, y a soñar con poder elegir cómo y cuándo. Esta desigualdad tan infame e inhumana nace y crece en las reuniones de nuestros políticos elegidos, esos que curiosamente fueron electos con el voto del más pobre; el pastor de ovejas que vendió las gallinas para preparar un banquete de bienvenida. Y tan peculiar es la realidad, que el mismo político electo apoyó y sancionó una ley para exportar ovejas de sangre azul. Por lo cual, las pobres y humildes ovejas del pastor saldrán del mercado.
Cuántos banquetes millonarios se hicieron en nombre de la erradicación de la pobreza, de la disminución de las violaciones a los derechos humanos o de equilibrar el repartimiento de las riquezas. Lastimosamente los resultados más positivos y comprobados, fueron aquellos banquetes donde se habló de armamento bélico. Y justamente esos líderes mundiales son los que promueven la paz en el mundo. “Cose nella vita…”
La ausencia de un líder, es la ausencia de un pueblo.