Paredes y lamentos

Las personas, hombres o mujeres, aquellos dueños de la vida, esos que los saben todo y no inmortalizan nada, vivieron la utopía de los sueños clandestinos buscando amor por las calles, por los parques, y que ansiaban robar unas cuantas libras de felicidad en el mercado popular de los sentimientos a coste cero, pero tal fue su desdicha que los sentimientos más dulces se habían vendido a un precio inimaginable. Por tal motivo, tuvieron que robar unas cuantas lágrimas que alguna mujer se había dejado por temor al diluvio de emociones.

Después del recorrido finito y poco decidido, aquellos dueños de la vida encontraron su imagen plasmada en una calle estrecha, donde el sol casi no veía y solo unos tenues reflejos penetraban las paredes húmedas y desgastadas. Ahí, en esas murallas, el amor cobró la vida, el amor hablaba, el amor…no callaba.

Las paredes tenían historias pasadas, tenían nombres escritos por hombres, personas que algún día llegaron tarde al mercado popular de los sentimientos y terminaron su trayecto en la calle de los lamentos. Es posible que no hubiera tinta ni dinero, pero si hubo sentimientos escondidos. Una de las paredes tenía escrito las palabras más emotivas para dos curiosos enamorados. Tu ed io. Amore per sempre.

Aquellos ladrones de sentimientos, contaron su historia escondida en aquellos rincones, y a partir de ese momento, pudieron imaginar el verdadero precio de la felicidad y en su último suspiro quisieron contagiarse de amor…

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