Soy perfectamente inexperto, pero te amo

En  muchas ocasiones el verbo se convirtió en algo más que letras, figuras que manchaban la hoja con sucias verdades. Poco a poco, entendí que las historias son cuentos con matices, mentiras y verdades. Muchas de ellas, persiguen el ego de aquel que supuestamente ama, pero que no es consciente de un compromiso emocional, más allá de lo material. Así, en esas palabras comprendí, que el puerto donde había conocido a la mujer que subió a mi pequeña barcaza sentimental, había perdido el horizonte de un compromiso.

Las mañanas eran frías y tristemente vividas, al parecer el amor de alguien que no sabe qué es amar, no es amor, es solo un papel de obra de teatro. Sabes cómo comienza, pero difícilmente sabrás como termina.

Esa tarde, preferí viajar a una isla cercana, y alejarme de una cruda realidad. Cogí un chaleco y emprendí el pequeño viaje que me cambiaría la forma de ver un compromiso apasionado. Posiblemente, no fui consciente de las consecuencias, pero qué diablos, mi estado emocional estaba en los momentos más difíciles en la historia de un inexperto amante.

Posiblemente, ser amante…ser inexperto, me convirtió en aquel enamorado en busca de lo perdido. Mis minutos, las miradas, los roces, y esas muchas cosas que amaba de la mujer experta, fueron parte de la vida emocional. Sin embargo, hubo algo que frenó el acontecer de los hechos, algo que tenía en la cabeza, alguien a quien aún amaba. Y el corazón suavemente me decía:

Y por qué no decir que amo, si en verdad te amo,
por qué cambiar tu nombre si es lo único que tengo grabado en el pecho,
por qué alejar un sentimiento, si el sentimiento lo llevo dentro
Y por qué soy inexperto, pero te amo…

(Fragmento de: Soy perfectamente inexperto, pero te amo).

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